La mariposa Morpho Azul, fue la preferida de Marcelo, durante muchos meses.
Reconocía 30 especies distintas -eran parte de su programa de
inteligencia- pero ese lindo ejemplar azul, siempre fue su favorito.
El
día en que nació Diego y fui mamá por primera vez, sin duda, fue uno de los más
importantes de mi vida.
El
día en que nacieron Nicolás y Marcelo, es otro de los más importantes, pero de
esos que te marcan, que se quedan grabados como tatuaje en el alma.
Sus
vidas corrían peligro, debido a su nacimiento prematuro, pero salieron adelante
de sus complicaciones.
Al
tercer mes de vida, me di cuenta que algo en Marcelo no marchaba bien, ya había
tenido la experiencia de ser mamá, y además estaba Nico, su gemelo que me
permitían comparar su desarrollo.
Al
buscar ayuda, tuvimos algunos obstáculos médicos, ya que algunos de ellos se
resistían a pensar a que el niño tuviera algún problema “serio”, todo lo
atribuían a su estado prematuro.
Yo
sentía que mi deber era investigar y llegar a resolver las dudas que me
atormentaban. Y así fue.
Marcelo
sufrió un infarto cerebral intrauterino, una lesión cerebral que afectó ambos
hemisferios cerebrales, con predominancia en el izquierdo. Era “funcionalmente”
ciego, tenía estrabismo divergente, su lado derecho del cuerpo presentaba
rigidez, y convulsionaba alrededor de 10 veces en un día.
El
pronóstico del neurólogo pediatra que lo revisó en México, me informó que
Marcelo de acuerdo a los estudios presentados, sería casi un mueble, no había manera
de saber si algún día caminaría, hablaría, escribiría, el futuro de su visión
también era incierto, y por supuesto que su desarrollo intelectual también
estaba comprometido.
Después
de escuchar este oscuro panorama, no me permití caer en un abismo, aunque no
niego que muchas veces se me antojó, y decidí que tenía que encontrar opciones
para él. No podía esperar sentada 6 años observando, lo que mi hijo no haría.
El destino me puso una dura prueba en mi camino, una prueba que tenía que ser, sino superada, por lo menos darle batalla con todo mi esfuerzo para tratar de que la vida de Marcelo tuviera sentido y fuera feliz.
A
los 6 meses ya teníamos un diagnóstico, un equipo de médicos y especialistas en
rehabilitación en lesiones cerebrales en Filadelfia encabezados por Glenn
Doman, fundador de “The Institutes for the Achievement of Human
Potential” tomaron nuestro caso y se pusieron a trabajar.
El
trabajo consistiría en entrenar a los padres, en su filosofía, en sus programas
para llevarlo a cabo en casa, por un tiempo indefinido.
Y
en casa, otro equipo de papás, hermanos, abuelos, tías, tías abuelas,
primas, encabezados por mí, que estaban dispuestos y esperando a dar poner lo
que fuera necesario para ayudarme a sacar adelante a Marcelo.
Sin
el apoyo de todos, jamás hubiéramos logrado lo que hicimos, les guardo a todos
un agradecimiento infinito por tanto amor y dedicación.
Relatar
cómo fue desarrollado el programa de rehabilitación en casa, sería motivo de un
libro, por lo extenso que ha sido y por las innumerables anécdotas que vivimos
todos a lo largo de estos casi seis años.
El
esfuerzo fue inmenso, a veces he llegado a creer que yo me quedé en ese camino,
entre sacrificios, penas, afecciones a mi salud, entre muchas otras cosas.
Pero
hoy veo a los niños que tengo en casa, y con seguridad puedo decir, que
volvería a hacer lo mismo o incluso más. Digo niños, porque el programa de
rehabilitación los tocó a los tres.
La
discapacidad nunca se vive en soledad. Toca muchas vidas alrededor.
El
día de hoy Marcelo, es un niño sano, lee desde los dos años y medio, en
español, inglés y francés. Escribe. Hace operaciones aritméticas.
Camina,
corre, anda en bici, nada, usa la computadora, empieza a escribir con la mano
izquierda. Obedece. Practica karate.
Tiene
una debilidad por la pintura, especialmente por el trabajo de Vincent Van Gogh
y Frida Kahlo, le encanta la Quinta Sinfonía de Beethoven. Su
capacidad de aprendizaje es asombroso. Esta en tercero de kínder y socializa
como cualquier otro niño promedio.
Duerme
en el mismo cuarto que sus hermanos, en las paredes hay pintas de
Trasnsformers, Rayo McQueen, y también sus litografías preferidas de Van Gogh,
un poster de Frida, y una pequeña foto de Beethoven en el closet.
Le
falta ir a ver a un mural de José Clemente Orozco, en vivo y a todo color, “ese
donde sale Miguel Hidalgo y el otro de Benito Juárez y la República” –dijo
Marcelo-
Tenemos mucho trabajo por hacer todavía, como por ejemplo: la recuperación completa de la movilidad del lado derecho de su cuerpo, y otros detalles.
La
NO negación de sus problemas por parte de los padres, y de la familia en
general, ha sido una de las claves para salir adelante, es decir, para poder
trabajar con una discapacidad hay que aceptarla y reconocerla.
Esta
situación que la vida trajo a mi familia, nos permitió entrar en un mundo
desconocido para la mayoría, al que tenemos acceso sólo los que estamos en
contacto directo con un niño con discapacidad.
No
es una situación agradable, nos ha traído muchas tristezas y frustraciones, pero
a pesar de toda la parte oscura, hemos descubierto maravillas, como lo es el
potencial del cerebro que no nos atrevemos a explorar ni a explotar, la nobleza
de la naturaleza para restablecer daños después de una lesión (no en todos los
casos) y la entereza de los niños que luchan hombro con hombro con los
papás para salir adelante.
Hay
mucho que aprender de la discapacidad, hay muchos cristales a través de los
cuales mirarla.
Yo
siento el compromiso de difundir lo que he aprendido a través de estos seis
años, para que la discapacidad sea comprendida y atendida dignamente.
Hay
muchos sectores involucrados alrededor de ella: la familia, las escuelas, los
médicos, las autoridades en sus tres niveles de gobierno, los empresarios, la
sociedad en general, y a su vez, hay mucho desconocimiento que provoca
discriminación, porque tendemos a rechazar lo que no conocemos, lo que no es
igual.
Esta
es nuestra historia, o al menos parte de ella, darla a conocerla cicatriza un
poco mi alma, y espero que ayude a otras familias que lo necesitan, a acercarse
a la discapacidad sin miedo y con esperanza, y que llene de ánimo a todo aquel
que lo necesite.
.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario